Ventajas de operar en mercados foráneos con moneda local

La mayor presencia empresarial española en el exterior, con filiales propias y equipos expatriados, fomenta la proliferación de relaciones con proveedores de terceros países, como corresponde a un modelo de globalización económica.

Esto enfrenta a estas organizaciones a la necesidad de realizar pagos internacionales de forma puntual o periódica, y las coloca en la tesitura de optar por efectuar transferencias en la divisa propia o en la moneda local. En cualquier caso, las empresas, en esta tesitura, se enfrentan al gran reto de gestionar la volatilidad de los mercados e intentar que este aspecto tenga el menor impacto posible en su cuenta de resultados.

Tradicionalmente, las empresas han optado por realizar sus pagos internacionales a proveedores de  bienes y servicios en su propia moneda, ya que consideraban que de esta forma se evitaban incurrir en riesgos de tipo de cambio y dejaban a la otra parte asumir el posible quebranto que se derivara de la cotización. La realidad ha demostrado que esta  idea es completamente errónea y, en su lugar,  cada vez son más las empresas que se están dando cuenta de las ventajas que supone operar en los mercados foráneos con moneda local. Si una empresa opera con proveedores, fabricantes o colaboradores externos individuales en el exterior será prácticamente imposible evadirse del riesgo, pero se podrán encontrar numerosas ventajas e inconvenientes, que las empresas deberán tener en cuenta a la hora de decidir cómo se va a operar en el extranjero.

Cuando una empresa opera con su propia divisa dentro de un mercado extranjero existen varios factores que juegan en su contra. En primer lugar, los proveedores suelen cubrir los riesgos que van a asumir añadiendo un recargo de entre un 10% y un 20% a su precio normal. Es la medida de cobertura que suelen adoptar para asegurarse de que están percibiendo el precio correcto en caso de fluctuaciones de su propia moneda. Asimismo, hay  muchas empresas que consideran que no les compensa económicamente realizar este tipo de operaciones, por lo que declinan operar con firmas foráneas en favor de ofertas locales con las que se sienten más cómodas.  Todo ello redunda en una gran pérdida de competitividad para la empresa, que no podrá contar con los mejores recursos del país, y además le granjeará cierto quebranto en términos de imagen, al dejar que sea la otra parte quien asuma  todo el riesgo aparejado a la volatilidad del tipo de cambio.

Formas de gestionar el riesgo de divisa

 Por su parte, cuando se trata de exportar bienes y servicios, la oportunidad de operar con moneda local constituye también una excelente decisión desde el punto de vista comercial. Ahora bien, la gestión del riesgo de divisa es en este caso un factor clave. Exportar en moneda local supone facturar los productos en dicha moneda, incurriéndose en un riesgo de divisa a la hora de repatriar los fondos (la empresa española tendrá que vender la moneda local para comprar euros). Este problema se acentúa cuando hablamos de las llamadas divisas exóticas, cuyo volumen de negocio es considerablemente menor y conllevan un mayor riesgo a la hora de operar con ellas, debido principalmente a su mayor volatilidad y a su reducida liquidez. Para ilustrarlo, podríamos señalar el ejemplo de un exportador español de calzado que venda en moneda local. Éste debe esperar de media unos 180 días desde la facturación al cobro del pedido. En ese plazo, la fluctuación de la divisa puede variar entre un 0,5% hasta un 3% o 4%, con el consiguiente quebranto de los márgenes.

Sin embargo, existen medidas que la empresa puede adoptar para minimizar el riesgo que supone operar en mercados foráneos utilizando la divisa local. Si planificamos un calendario de cobros y pagos podremos cerrar un seguro de tipo cambio para un porcentaje de la exposición y hacerlo teniendo en cuenta presupuestos anteriores y previsiones futuras. 

Hay que aclarar que un seguro de tipo de cambio consiste básicamente en un contrato a futuro de compra o venta de un determinado importe de divisa durante un periodo de tiempo establecido y a un precio específico. Cada seguro es entre dos partes y no está vinculado al mercado abierto, con la ventaja de poder adaptarse a las necesidades de cada empresa. Este instrumento permite fijar el tipo de cambio de todas las operaciones en divisa hasta un periodo superior a tres años, proporcionando a las empresas la tranquilidad de que sus transacciones internacionales no se verán afectadas por la volatilidad del mercado.

La mejor coyuntura para que las empresas cubran su riesgo cambiario son los momentos de calma en los mercados. Los niveles de volatilidad bajos ayudan a protegerse contra el riesgo y cubrir la mayor cantidad de exposición futura posible. Esto permite una toma de decisiones más eficiente y a un coste inferior al que tendría hacerlo una vez que la volatilidad surgiera de nuevo. Asimismo, debemos buscar  la máxima agilidad en los pagos. Una mayor rapidez puede ayudar a las empresas españolas a negociar mejores condiciones con sus proveedores extranjeros.

Fuente: Empresa Exterior

Autor: Duarte Líbano-Monteiro

El sitio isobi.institute utiliza cookies propias para recopilar información que ayuda a optimizar su visita a sus páginas web. No se utilizarán las cookies para recoger información de carácter personal. Usted puede permitir su uso o rechazarlo, también puede cambiar su configuración siempre que lo desee. Encontrará más información en nuestra Política de Cookies.
Aceptar cookies Modificar su configuración