Sistema Monetario Internacional

I. Concepto

El sistema monetario internacional (SMI) es el conjunto de instituciones, normas, acuerdos e instrumentos que permiten la existencia de relaciones monetarias entre países. El SMI es una herramienta imprescindible para que puedan existir relaciones económicas internacionales, al permitir la realización de cobros y pagos en diferentes monedas.

Si bien a lo largo de la historia todos los imperios han pretendido instaurar un único medio de pago a nivel mundial, la necesidad de crear un verdadero sistema sólo se hizo efectiva cuando comenzó el proceso de internacionalización de la economía y la aparición del papel moneda como medio de pago (finales del siglo XIX).

II. Evolución histótica del Sistema Monetario Internacional

1. Patrón oro

El sistema monetario característico de la etapa previa a la Segunda Guerra mundial, consiste en el uso de las monedas de oro como medio de cambio, depósito de valor y unidad de cuenta.

2. Bretton Woods: patrón oro-dólar

Tas la Segunda Guerra Mundial, se celebró una reunión en Bretton Woods (New Hampshire) en 1944, en la que se establecieron las directrices para la definición de un nuevo sistema monetario y financiero que permitiera la reconstrucción de la economía mundial.

El compromiso consistía en definir un tipo de cambio fijo del dólar con respecto al oro (35$/onza de oro), con plena convertibilidad del dólar en oro, y de las demás monedas con respecto al dólar.

Se trataba de un sistema de tipo de cambio fijo con banda de fluctuación (1%) y paridad ajustable. De esta manera, en caso de alteración de los tipos de cambio y en caso de riesgo de salirse de la banda de fluctuación, la autoridad monetaria del país tenía la obligación de intervenir para restablecer el tipo de cambio dentro de los márgenes estipulados.

El papel del Fondo Monetario Internacional en este contexto, consistía, entre otras funciones, en garantizar el compromiso cambiario adoptado en la Conferencia de Bretton Woods para restablecer un sistema multilateral de pagos, promover la cooperación monetaria internacional y la estabilidad en los intercambios de divisas.

3. Régimen de libre flotación

En 1971 se rompió con el sistema de Bretton Woods, debido a la falta de liquidez y confianza en el sistema. Se ejercieron fuertes presiones en los mercados de divisas, hasta tal punto que Estados Unidos declaró la inconvertibilidad del dólar en oro.

Los acuerdos de Washington de 1971 supusieron la devaluación del dólar y la ampliación de las bandas de fluctuación al 2,25%. Pero esta devaluación fue insuficiente.

En 1972, ante la insuficiencia de liquidez a escala internacional, se constituyó el Comité para la Reforma del Sistema Monetario. Dicho Comité, en el seno del FMI, propuso reformar el Convenio Constitutivo de esta organización.

En lo relativo a la reforma del régimen cambiario, el criterio que se impuso fue que cada país sería libre para aplicar el sistema de fijación de tipos de cambio que considerase más oportuno (fijo o flexible). Se acordó también que quedaban prohibidas las manipulaciones anticompetitivas de los tipos de cambio, de modo que las autoridades monetarias asumieron la responsabilidad de intervenir en el mercado de divisas para corregir las fluctuaciones a corto plazo, sin afectar las tendencias a largo plazo.

El acuerdo de Jamaica, firmado en 1976 reconoció de manera formal el sistema de flotación controlada y dejó libertad a los países para que escogieran el régimen cambiario, mientas sus acciones no perjudicasen a sus socios comerciales (“políticas de empobrecimiento del vecino”) y a la economía mundial. El acuerdo de Jamaica entró en vigor en 1978.

4. El SMI hoy y en el futuro

Las dudas sobre si esto será suficiente permanecen, mientras el valor de los intercambios diarios de divisas, multiplicado por cien en quince años, será al menos trescientas veces mayor que el del comercio mundial en el espacio de 30 años. Igualmente, los intercambios de activos financieros, que habrán pasado de cinco billones de dólares en 1980 a 83 billones hacia el año 2000 (tres veces el PIB de la OCDE), aumentarán todavía más. Las transacciones en bonos del Estado habrán pasado en el mismo intervalo de 30.000 millones a ocho billones de dólares, y los créditos bancarios internacionales de 24 billones de dólares a 50 billones hacia el año 2005. En conclusión, sin una moneda universal o moneda internacional cuyo advenimiento aporte soluciones duraderas a la actual economía de casino, en cualquier momento puede aparecer una enorme crisis financiera que mine el crecimiento mundial mucho más de lo que lo hizo en etapas pasadas. Ya en 1987, The Economist planteó que, hacía el año 2017, debería haber una moneda mundial, por ejemplo el Fénix (ave mitológica que siempre renace de sus cenizas), pasando por un período de zonas meta, con tipos de cambio en una banda estrecha para estabilizar los cambios entre las cinco divisas que en las próximas décadas tendrán economías con cuotas similares y podrán disputarse la hegemonía del SMI: dólar, euro, yen, yuan, y rupia.  

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